viernes, 30 de agosto de 2013

Érase una vez… la Sanidad Pública Española (I)




Si si, ÉRASE porque decir que en los tiempos que corren (y los que aún quedan por venir) tenemos Sanidad Pública es como decir -y encima pretender que sea creíble por el resto de españolitos- que los discos duros de los ordenadores de Bárcenas no servían para otro empleado y por eso fueron cambiados o directamente eliminados.

Señor@s, nos quedamos sin Sanidad Pública. Recortes, recortes y recortes (a ello sumemos las privatizaciones visibles y las encubiertas) que llevan a cabreos de los trabajadores de la Sanidad (que comprendo y comparto sus peticiones), pero que al fin y al cabo todos somos pacientes (seas o no empleado sanitario) y que los vamos a padecer todos por igual (a no ser que seas político y entonces la cosa cambia. Ver enlace a pie de página (1)  

Quería escribir un solo post con con mis últimos 'encontronazos' con la Sanidad Pública pero, y para no aburrirles a todos ustedes, tendrá que ser un serial: es que, ¡No me cabe todo en un post!





ENCONTRONAZO vs TOAMDURA DE PELO (I) 

Expongo los hechos. La historia empieza el 22 de mayo. Estaba en una revisión del Digestivo acompañada de mi madre, cuando mi doctora me preguntó si tenía antecedentes familiares de cáncer. Entonces mi madre dijo que sí (su hermana, mi tía, murió de cáncer). Mi doctora le aconsejó a mi madre que se hiciese el test del aliento para saber si tenía la bacteria Helicobacter pylori  (yo la tengo). Pues bien, seguimos las indicaciones y mi madre se lo dice a su médico de cabecera (entonces de vacaciones pero había sustituto, muy simpático él), hace la petición y se la realizan el 9 julio.

Empezamos con mal pie el día del test del aliento. Llegamos 10 minutos tarde y una señorita con bata blanca (perdonen mi desconocimiento, pero no sé si es enfermera o auxiliar de enfermería) nos vociferó: “llegan tarde y yo tengo muchas cosas que hacer”. Intenté decirle que “estaba aparcando y…” Pero me cortó en seco; no me dejó seguir.

A mi y a mi madre nos hicieron la prueba juntas (a mi me la repetían para ver si con el primer tratamiento la bacteria ya estaba ko). Es una prueba muy sencilla, tomas una pastillita y soplas por un tubito. La acción se repite varias veces durante una hora aproximadamente. Pues bien, con eso de los recortes (quiero pensar y que la memoria no me lleve a casos como el de Stephan Sette (2)) la enfermera/auxiliar va y se lleva dos vasos de plástico a una habitación contigua. Llena los vasos con agua del grifo (me lo imagino por el sonido que oigo de un grifo abierto) y regresa a la habitación donde estaba mi madre y yo. Entonces le digo: “¿Dónde se ha llevado los vasos? ¿Qué le ha echado?”. Recibo por respuesta y con tono elevado: “¿Te has levantado guerrera?” y respondo: “No. Simplemente quiero saber que es lo que usted ha echado a esos vasos porque somos nosotras las que tenemos que beberlo”. (y más con los antecedentes de ese hospital por problemática de legionella).

No sé si soy muy desconfiada (que sí, para que vamos a engañarnos) pero desde pequeñita me inculcaron (los padres de antes eran muy así) que: “No te bebas nada sin ver tú que te echan”. Hubiera bastado con que la señora/señorita me hubiera dicho: “nena, pues que con los recortes, pues que ya no tenemos ni para agua embotellada y ahora es con agua del grifo”. (3) Y entonces nos hubiéramos puesto a despotricar a este gobierno y sus recortes. Pero no, no fue así.

Al acabar la prueba nos dicen que en un par de semanas ya están los resultados y que acudamos, en mi caso al digestivo y en el de mi madre a su médico de cabecera para que le remita al especialista. Así lo hacemos. A principios de agosto acompaño a mi madre a su médico y ésta nos dice: “Muy mal Carmen. No se ha hecho la prueba de la helicobapter piroly”. Entonces le explico que nos la hicimos juntas, el día bla, bla, bla, bla... 

Y la solución que nos da la doctora: tomen la carta que ha llegado a la consulta en la que dice que usted (en referencia a mi madre) no ha acudido a hacerse la prueba y llamen al hospital. Oseasé, en pocas palabras: ¡Que se busque usted las castañas si quiere saber/encontrar que ha ocurrido con sus pruebas!

Ale. Pues como también me han enseñado desde pequeñita que no hay que rechistar a los mayores y hacer lo que dicen, durante tres días (si, tres días) intento localizar –vía teléfono- los resultados de la prueba de mi progenitora. No sé si la doctora pensaba que era Sherlock Holmes versión fémina (por eso de que he estudiado también Criminología, aunque nada tiene que ver), pero al final y tras pelearme no sé con cuánta gente del hospital, incluido también con Atención al Paciente (que poco tiene que ver el nombre con la realidad) resuelvo que: mi madre estaba citada el 8 de julio, pero como se cambió el día al 9 de julio (para que nos hicieran la prueba juntas) no se había eliminado la cita del día 8. Pero que los resultados ya estaban, que pidiésemos cita.

Imagínense ustedes el follón y gasto innecesario por no haber dado a la tecla eliminar: papel, sobre y sello para envío de carta al médico de familia diciendo que paciente “no presentada”, llamadas de teléfono, enfados varios (por mi parte, claro), idas y venidas al centro de salud, etc, etc. 

Ya estamos a mediados de agosto. Vamos de nuevo al médico de cabecera (ha pasado ya más de un mes). Le explico a la doctora el rollo del cambio del 8 al 9, bla, bla y bla.  Y nos dice que ella "NO" tiene los resultados, que no los puede ver. Qué llamemos de nuevo….. continuará (post II) 

PD: les prometo que he escrito estas líneas con Bethoven y Vivaldi de fondo para evitar 'despotricar' por esta boquita/deditos


(1)‘En la Sanidad Pública no todos somos iguales’, ver link: http://www.huffingtonpost.es/2013/08/27/sanidad-publica-no-todos-iguales_n_3817947.html?utm_hp_ref=spain
(2)Enfermero alemán que fue condenado a cadena perpetua en 2006 por ocasionar la muerte, mediante el suministro de mezclas letales de medicamentos, a 28 pacientes.
(3)Esta declaración es mía, vamos no real.

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